Las dos caras de la Moneda

Para que una moneda pueda existir, debe tener siempre dos caras. Si no fuera así, no podríamos tocarla, sería imposible tenerla en la mano, sólo sería un dibujo. Para que la moneda sea física debe tener, inevitablemente, dos caras.

Es un principio que podemos aplicar a cualquier objeto físico, siempre existe un anverso y un reverso, ambos son igual de importantes, y no se le ocurre a ninguno de los dos lados decir que el otro sobra, que está equivocado o que debe convencerlo para que se cambie de lugar. Ambos se necesitan para existir, cada uno donde tiene que estar.

Lo curioso, en el caso de la moneda, es que es físicamente imposible ver las dos caras al mismo tiempo. Si observas uno de los lados, el otro desaparece. Puedes contemplar largo tiempo uno y el otro siempre permanecerá oculto, aunque ambos se necesitan para existir, pues forman parte de lo mismo.

Como observadores tenemos la capacidad de cambiar el punto de vista, de girar la moneda y ver la otra parte. Sin embargo, tenemos una herramienta aún más poderosa, una que nos permite ver al mismo tiempo ambas caras, es tan sencillo como utilizar un espejo.