Terrazas de la mente

Hay dos hombres peleando en la calle.
—Me ha amenazado —Piensa uno.
—Tengo que defenderme —Cree el otro.
Los dos tienen sus propios motivos para pelear y ninguno puede entender lo que piensa el otro pues cada uno tiene su punto de vista.

Un tercero observa la escena desde afuera, cuestionándose qué motivos les habrá llevado a llegar a las manos mientras busca alrededor a alguien que intervenga y detenga la pelea.

Hay otra persona asomada a la terraza de un edificio contemplando la escena que juzga al tercero por no actuar, y otro más en el piso superior que ve allí una hermosa fotografía que captura con su cámara. Hay otro encima que no ve la escena, sino la escucha y piensa que hay algún tipo de manifestación; y otro más encima que observa al que observa, y otro… y otro más… y todos con un punto de vista diferente.

Y el edificio crece y crece hacia el cielo y en cada terraza una persona saca una conclusión distinta de la realidad en base a lo que puede ver, y cuanto más arriba están los que se asoman a la terraza mayor perspectiva consiguen del horizonte pero menos información tienen del detalle, perdiendo de vista ya a los dos luchadores y fijándose en asuntos completamente distintos.

Estaban todas estas terrazas, no en la calle, sino dentro de la mente de un Dios que trataba de comprender por qué aquellas dos personas habían comenzado la pelea.

Busco respuesta moviéndose de terraza en terraza y no halló una sino tantas razones como terrazas quisiera poner en aquel edificio; una conclusión por cada ventana en la que se asomaba, todas igual de válidas, todas igual de incompletas.

Finalmente encontró la que buscaba. El conflicto no estaba en la realidad sino en la comunicación que construían dos personas a la hora de definir esa realidad. Habrá conflicto siempre que alguien imponga el punto de vista de su terraza.

Puede haber tantos conflictos como personas haya en las terrazas, y por cada conflicto puede generarse un avance o un retroceso. Incluso el mismo avance puede ser progreso en una terraza y retroceso en la otra.

Relato basado en la teoría «Las terrazas» de nuestro amigo y filósofo Ina.

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5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Lo más difícil de comunicarse es cuando se hablan con distintos conceptos o realidades y por más que existe diálogo no hay lenguaje en común..Besos al vacío

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    1. KativaWorks dice:

      Añádele la falta de empatia y confusión completa… gracias por aportar y comentar Un abrazo!!!

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    1. KativaWorks dice:

      Gracias por comentar. Un abrazo, seguimos conectados!

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