Otro sentido. Variar el rumbo.

Navegaba sereno, por el ancho mar, dejándose llevar por las olas, sin prestar más atención. Ir hacia adelante es lo único que tenía que hacer, la única tarea, seguir respirando.

Tenía todo lo necesario para la travesía, unos buenos remos, un gran saco lleno de víveres, abrigo para la humedad de la noche y una brújula dorada que le señalaba el camino.

Se sentía poderoso. Dueño de su destino, todo estaba planeado y calculado al milímetro.

El tiempo pasaba silencioso sin dejar más constancia que el cambio de luz y así sin darse cuenta llegó a la línea del horizonte y la traspasó.

Entonces se sintió perdido, ya no había agua por donde navegar, el espacio se tornó brumoso, la brújula dejó de funcionar, no se distinguía entre noche y día, no sabía a qué hora debía comer o dormir, sus esquemas se iban cayendo como fichas de dominó. Notó que el aguijón de la locura se apoderaba de él, gritó desesperado ¿qué más podía hacer?

De pronto un pato apareció de la nada, alarmado por sus alaridos, revoloteó sobre él durante unos segundos y luego volvió a desaparecer entre el mar de nubes.

Él asustado, se agazapó en el interior de la barca y chilló más fuerte, hasta que su voz se agotó y comenzó a llorar derramando tantas lágrimas que el bote se inundó. Se ahogaba olvidando su única tarea. Se desvanecía poco a poco, sin remedio…

El pájaro surgió nuevamente batiendo sus alas pero él se tapó los ojos. El ave no se marchó, si no que aleteó con más fuerza mientras le picoteaba la cabeza intentando llamar su atención. En un arranque de miedo agarró el remo y le asestó un golpe al pato que cayó a sus pies herido,  horrorizado por su acto, soltó la pala al instante, se arrancó un trozo de su camisa y le vendó el ala. Entonces comprendió lo que el animal quería decirle, el camino había cambiado por lo tanto él debía hacerlo también. Sonrió mientras posaba el ave a su lado y volvió a respirar.

Unió toda su ropa y fabricó una vela que le hizo volar. Así continuó su travesía, no por el ancho mar si no por el basto cielo.

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