Vislumbré,
una marca en una oreja,
imperfecciones en una cabeza.
Una mente en disputa
con la emoción.
Y pensé abrazarte fuerte
hasta que tu corazón
se calmara,
abrazarte hasta sosegar
tu respiración,
abrazarte para que tu mente
descansara,
abrazarte hasta que los brazos
no pudieran más.
Pero la oportunidad
pasó de puntillas.
Ahora somos satélites
equidistantes,
que danzan en la noche
dando luz a otras tierras.
No hay roces ni pasos,
solo miradas veladas
y voces acalladas.
Ahora ya no se detiene
el tiempo en un suspiro.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...
Magnífico poema!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias!!! Un abrazo, seguimos conectados!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona