De adulto los problemas nos superan, son grandes marañas en las que nos enredamos sin encontrar el hilo que nos saque del contratiempo. De niños jugamos a destramar las dificultades, miramos los problemas con otra mirada, los convertimos en acertijos a resolver que nos hacen avanzar hacia adelante.
De mayores perdemos esa perspectiva, dudamos, nos enredamos, nos metemos en embolados uno tras otro, nos estancamos como si no hubiera ruta de escape, como si ya no hubiera camino por donde seguir la aventura. Nos olvidamos de nuestro objetivo principal.
Un problema solo es un acertijo a resolver. Volvamos a jugar, averigüemos el enigma para poder continuar, buscar la solución, crecer, aprender y seguir evolucionando hasta el final de la partida.
Es muy cierto! Hay cosas de la infancia que es mejor conservar con nosotros siempre 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Por aquí pensamos que en la infancia era cuando más cerca estábamos de ser nosotros mismos, pero crecemos y lo olvidamos por aprender otras cosas 😀
Me gustaLe gusta a 1 persona