Imaginemos una charca en la que hay agua, peces y un bosque alrededor, es un lugar que ofrece todo lo necesario para vivir. En este pequeño oasis hay vida, pero como no hay amenazas, todo permanece inalterable hasta el fin de los tiempos pues, sin conflicto no hay progreso, sin problemas a solucionar no hay evolución.
Vamos a añadir entonces un conflicto para que haya movimiento. Vamos a añadir a dos contrarios, dos familias de humanos, o simios, o como lo quieras llamar. Ya tenemos dos opuestos y un detonante: el esquema básico de la evolución.
Una de las familias llega a la charca y se instala, tiene todo lo necesario para vivir. Cuando llega la otra familia, habría dos opciones: la cooperación o el enfrentamiento.
Estamos hablando de una especie joven, ninguna de las dos familias tiene un nivel de conciencia suficiente para entender quiénes son y qué significa la charca. Sólo saben que la necesitan, porque la naturaleza determina que esa charca es el motor para la vida. Sin lo que ofrece ese territorio, ambas familias perecerían.
La necesidad de esa charca les llevará por instinto -por que está grabado en los genes- a enfrentarse entre ellos.
Imaginemos que la segunda familia llega a esa charca, ya hay una familia allí asentada, pero la nueva familia es más fuerte físicamente que la primera. Así que les dan una paliza y los echan de allí, algunos mueren y los que sobreviven quedan marcados por el recuerdo de lo sucedido. Se activa así otro motor: rencor.
La familia expulsada tiene programado en sus genes que necesita esa charca, pero no tienen la fuerza suficiente para expulsarlos, aunque sus genes los llevan, de forma inevitable, a luchar por ese lugar. Así que la mente del simio empieza a funcionar, el cerebro se empieza adaptar y aprenden a utilizar instrumentos. Desarrollan un arma, un palo con una punta. Cuando vuelven a la charca, gracias a su ingenio, consiguen expulsar a la otra familia. No son más fuertes que ellos, pero eso ha motivado que desarrollen nuevas técnicas para conseguir lo que necesitan.
La nueva familia expulsada, aunque en principio eran más fuertes, ahora están en desventaja. Sin embargo, el instinto de supervivencia está por encima de todo. Necesitan esa charca, sí o sí. Así que de nuevo, su mente se activa y vuelven a desarrollar una técnica para vencer. Inventan el arco, y gracias a esa nueva ventaja, consiguen expulsar a la primera familia.
Este proceso se puede ver perfectamente a lo largo de la historia, y continúa aún en nuestros días. Desde las antiguas puntas de sílex, pasando por la honda, el arco, la ballesta, las espadas, los trabucos, las pistolas, metralletas, misiles, bombas nucleares, drones, etc…
Pero lo que realmente importa no son esas armas, ni la charca, ni las propias personas. Lo que importa es el conocimiento que se va creando alrededor de ellos. Para continuar con este enfrentamiento, la conciencia tiene que ir creciendo. La motivación de crear armas más potentes, conlleva un aumento del conocimiento de cómo funciona el mundo.
Tenemos a dos familias enfrentadas. Han llegado a un punto en el que las armas que han diseñado podrían destruirlo TODO, incluso la charca.
Interesante planteamiento, aunque no coincido con la línea que platea tu propuesta. Por qué determinar que si en la charca todo funciona armoniosamente y sin amenaza no hay evolución? Por qué para desarrollarnos, y supuestamente «evolucionar» hemos de tener siempre un conflicto a resolver? No será que nos hicieron creer en la incapacidad de resolver las cosas de otro modo, para sostener las guerras?
Un gusto.
Gracias por tu visita.
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Hola Nélida
Creo que serían dos temas distintos: «el conflicto» y «la guerra».
Si no hay conflicto a resolver, no hay movimiento, ni historia, ni evolución.
Resolver estos problemas es lo que nos convierte en seres conscientes y nos diferencia de las piedras.
Ahora bien, ese conflicto a resolver pueden ser: guerras, peleas, choque y dominación…
o también: empatía, armonía, amor y entendimiento.
Coincido contigo, tendemos a pensar que los conflictos se resuelven con guerras en lugar de empatía y armonía.
Nos inducen hacia los conflictos negativos para que no resolvamos los importantes, los que nos permiten evolucionar.
Gracias por comentar y debatir!
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