El juicio de los Monos

Sucedió que un grupo de monos encontraron una vez un extraño objeto, era brillante y afilado, era un cuchillo.

Todos se arremolinaban, alterados, entorno al extraño hallazago, pues ninguno entendía qué era aquello, estaban revolucionados y casi asustados.

El líder del grupo se abrió paso y los individuos se fueron calmando, pues él, sin duda, sabría qué hacer. El jefe se acercó, lo miró, lo husmeó y después alargó el brazo despacio cerrando la mano sobre el filo brillante. El objeto le respondió con un mordisco hundiéndose en la carne, le hizo un corte profundo en la piel y quedó manchado de sangre. Todos los simios gritaron, huían asustados siguiendo al jefe hacia el interior de la selva, donde estaba su hogar y, una vez allí, el jefe prohibió a todos acercarse al objeto malo.

Sucedió entonces que un mono curioso, tal vez por rebeldía o tal vez por ignorancia, se acercó al cuchillo y, sin temor alguno, lo tomó por el mango. La curiosidad que sentía era más fuerte que el miedo y, de esta forma, lo alzó y lo observó. Hizo pruebas, giró a un lado y a otro, hasta que finalmente golpeó el filo contra una rama, una, dos, tres veces, y la rama se partió en dos.

Emocionado, trepó a lo alto de un árbol con la herramienta en la mano y arrancó todas las frutas que pudo, cayeron al suelo y él saltó detrás con un ágil brinco. Empuñó el mango y hundió el filo en cada fruta, partiéndolas a la mitad. Con cada corte que hacía ganaba destreza, el tajo, al principio tosco y torpe, era cada vez más preciso, justo en el centro de la fruta que se partía en dos dejando a la vista el delicioso jugo del interior.

Pronto formó a su alrededor una montaña de mitades de fruta, suficientes para repartir entre todos sus iguales, estaba entusiasmado cuando un grupo de simios emergió del bosque.

El mono curioso a penas tuvo tiempo de comunicarse con ellos, reaccionaron gritando en cuanto le vieron con el cuchillo en la mano, trató de calmarles, de explicarles sereno, pero era demasiado tarde, ya tenían miedo.

Anuncio publicitario

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. esoliloquio dice:

    Muy interesante.
    Este miedo que no atenaza, que nos impide ver lo que tenemos delante, la realidad.

    Le gusta a 1 persona

    1. KativaWorks dice:

      Cierto, y aún más preocupante nos parece cuando ese miedo viene de la ignorancia o desconocimiento de alguien externo. Nos pasamos la vida volcando nuestros miedos en los demás, nos creamos interferencias entre nosotros sin darnos cuenta y lo único que conseguimos es alimentar el MIEDO común, y una vez en ese estado es muy fácil manipular al individuo. Gracias por entender!

      Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s