Hay algo llamado la Matriz Divina, ahí está todo, es la suma de toda la luz que hay en un lugar donde no hay tiempo ni espacio, lo ves todo, lo sabes todo, es un puto coñazo.
Cuando te cansas de tanta paz, decides bajar a jugar. Hay muchos juegos disponibles. Cada uno tiene sus propias reglas. El juego en el que estamos ahora se basa en tres dimensiones regidas por la norma: acción y reacción.
Cuando bajas a jugar te olvidas que vienes de la matriz, sino no querrías jugar, el juego no tendría motivación pues querrías abandonar cuando llegasen los problemas, y precisamente de eso va el juego, de superarlos.
Existen distintos modos de juego, todos interrelacionados entre sí. Nosotros absorbemos energía de otros juegos -otras dimensiones- mientras otros hacen lo mismo con nosotros desde otros modos.
Cuando termina tu partida vuelves a la matriz, ahí recuperas paz… hasta que te vuelves a aburrir y el ciclo comienza de nuevo.